Soy Ana Belbruno y trabajo en Fundación Jingles como psicóloga, aprendiendo día a día desde esta fabulosa experiencia. El encuadre de la tarea es especial. Todos, tanto pacientes como equipo terapéutico asistimos motivados y alegres por el encuentro; esta, desde mi punto de vista, es la magia de "Fundación Jingles".
Como Psicóloga, encuentro la posibilidad de trabajar múltiples aspectos, facilitando el proceso psicoterapéutico, nuestra principal herramienta, el vinculo entre el perro y el paciente. Nuestros coterapeutas caninos se relacionan desde sus particularidades con cada uno de los pacientes, formándose relaciones singulares que les pertenecen. Dichos vínculos están basados en la aceptación, la expresión gestual del cariño, la diversión, la alegría, la tristeza, el enojo, etc. Esta diversidad de vínculos nos permiten ayudar a dinamizar la conducta y a la búsqueda de diferentes mecanismos que colaboren en la vida cotidiana.
Los perros nos brindan, permanentemente la posibilidad de vivenciar en conciencia plena tanto nuestras emociones como la percepción de nuestro cuerpo. En definitiva, nos ayudan en la difícil tarea de conectarnos tanto con nosotros mismos, como con lo que nos rodea. Cada sesión es un momento en donde la creatividad y espontaneidad no dejan de sorprender.
Algunos aprenden a relacionarse desde sus habilidades y a relajarse. Otros han encontrado el lugar al que siempre quieren volver y alguien en quien confiar. Cada uno crea su propia experiencia y descubre un gran desafío. Todos somos parte del corazón de esta fundación y encontramos día a día la posibilidad de expresarnos.
